Ella es la bióloga que protege el corazón de la Amazonía colombiana
Estar al frente del cuidado del área protegida más grande del país es una tarea de grandes proporciones. El Parque Nacional Natural (PNN) Serranía de Chiribiquete cubre más de cuatro millones de hectáreas, por lo que su gestión implica un cuidadoso trabajo de conservación de la biodiversidad que priorice las necesidades de las comunidades indígenas y campesinas que habitan el territorio.
Este reto ha sido asumido por Ayda Cristina Garzón, quien se desempeña como jefe del PNN Serranía de Chiribiquete desde hace 5 años. Ella es bióloga marina con maestría en gestión ambiental, nacida en Bogotá en 1959. Actualmente, es una de las personas más influyentes en la conservación de este parque nacional, el más grande de selva húmeda tropical en el mundo, declarado en el 2018 como Patrimonio Mundial Natural y Cultural de la Humanidad.
“Para mí, Parques Nacionales Naturales de Colombia ha sido un proceso de construcción muy interesante”.
Desde hace 16 años Ayda trabaja en el Amazonas. Inicialmente, y durante 11 años, apoyó la gestión del PNN Alto Fragua Inidi Wasi, lo que generó en ella un profundo “amor y agradecimiento por el trabajo y los aprendizajes recogidos”.
Su reto ha sido “llegar a las poblaciones, engranar, estar abierta para que los diferentes puntos de vista aporten y no generen confrontación”.
Foto: David Fajardo / WWF
Desde el 2018 lidera el PNN Serranía de Chiribiquete y a raíz de toda esta experiencia en la Amazonía ha comprendido que la conservación no solo consiste en preservar las especies animales o el bosque, sino también en conservar y nutrir la relación que tienen las personas con los territorios.
En este camino, muy pocas veces ha sentido que ser mujer haya sido un impedimento para el trabajo que ha desarrollado y ante los mensajes comomensajes como “al ser mujer no puede hacer eso sola”, su respuesta ha sido “sí puedo” y lo ha hecho. Siente que su reto más grande ha sido “llegar a las poblaciones, lograr engranar, estar abierta para que los diferentes puntos de vista aporten y no generen confrontación”.
Sin embargo, es inevitable que se presenten diferencias, pero con su mirada estratégica tiene la labor de intentar que cada persona, desde su propia historia, pueda aportar a la conservación de la Amazonía.
Trabajar con y para la gente
El Parque Nacional Chiribiquete es el más grande de selva húmeda tropical en el mundo, declarado en el 2018 como Patrimonio Mundial Natural y Cultural de la Humanidad.
Foto: Archivo EL TIEMPO
Nuevos procesos, alianzas y formas de fortalecer las relaciones comunitarias son aprendizajes que, según Ayda, no son solo se dan a nivel profesional, sino también institucional, y ofrecen la oportunidad de llegar a más personas, de poner los intereses comunes sobre la mesa y trabajar por la conservación del corazón de la Amazonia.
Por eso, su mayor motivación es la posibilidad de contribuir a ese deseo compartido por muchas personas: que la Amazonia mantenga su espíritu particular y la gente que la habita, porque “es la gente con y por la que se debe trabajar”, agrega.
Entre los esfuerzos que lidera WWF en áreas claves para el país (como los PNN Alto Fragua Indi Wasi y Chiribiquete) está el proyecto Áreas Protegidas y Paz, apoyado por la Iniciativa Internacional sobre el Clima (IKI) del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza, Seguridad Nuclear y Protección de los Consumidores, desarrollado en alianza con Parques Nacionales Naturales de Colombia.
Este proyecto busca fortalecer la gestión de seis áreas protegidas y la gobernanza territorial, contribuyendo a mejorar los medios de vida de las comunidades y la construcción de paz. La inclusión de las comunidades y el respeto de sus derechos es un pilar fundamental en todo el proceso. Esta historia ha sido escrita en el marco de ese proceso.
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