El oso Andino tiene una casa segura en las áreas protegidas de Colombia

El oso Andino tiene una casa segura en las áreas protegidas de Colombia

21 de febrero de 2025

Esta especie, única en el planeta, habita en América del Sur, y Colombia es uno de los países privilegiados que le sirve de hogar. En el Día Internacional para la Protección de los Osos, les contamos cuál es su alimento favorito, por dónde se desplazan e incluso las señales que sirven para identificar su presencia. Estos carismáticos mamíferos han encontrado un refugio seguro en 23 áreas protegidas de Colombia, y en muchas de ellas es posible avistarlos.

Por: María Alejandra Moreno Tinjacá, periodista de Parques Nacionales Naturales de Colombia

El oso andino (Tremarctos ornatus) es una especie que solo se encuentra en América del Sur. Crédito: Luis Arley Muñoz Sarmiento, guardaparques del PNN Chingaza.

“La primera vez que vi al oso andino no sabía qué hacer: si gritar o reírme. Pero, en medio del momento, mi reacción fue gritar muy fuerte: ‘¡Gracias, Dios, por esta oportunidad!’ Le agradecí a la vida, y fueron cinco minutos de contemplación junto con mis compañeros”.

Estas son las palabras de Óscar Gabriel Raigoso Hortúa, guardaparques del Parque Nacional Natural Chingaza, quien no oculta la emoción al recordar ese primer encuentro, en 2011, con este mamífero y la expectativa de avistarlo nuevamente.

Precisamente, esos recuerdos surgen durante una caminata con un objetivo claro: seguir las señales del oso y tener la fortuna de avistarlo, aunque esta última depende de muchos factores. Una de las frases que repiten los guardaparques es que la naturaleza se muestra cuando quiere, mientras insisten en la importancia de estar atentos a todo: los sonidos, los aromas y las señales que el oso siempre deja. Parece que le gusta dejar un mensaje claro en cada paso.

Es como un tractor, va abriendo camino. Mira, acá nos dejó una señal: residuos de la comida. Le gusta la puya, la Greigia collina, algunos frutos y, últimamente, en su dieta están los frailejones”, explica Juan Camilo Bonilla, guardaparque y biólogo del Parque Nacional Natural Chingaza, mientras trazan la ruta a seguir: salida desde Monte Redondo, avanzar por la playa del Río Chuza —que provee agua para el embalse que lleva el mismo nombre y surte de agua a Bogotá—, hasta el sector Ciervas.

Esta ruta no es una de las principales que transitan los osos; más bien, es una vía ‘terciaria’ que utilizan para conectar con otros sectores de Chingaza y sus alrededores. La ruta está delimitada por los guardaparques para realizar los recorridos de prevención, vigilancia y control (PVC), que permiten, por ejemplo, identificar el estado del hábitat, detectar amenazas o cambios en el paisaje. Durante el recorrido, se puede respirar la frescura que emana de la naturaleza y caminar entre piedras mientras se bordea el río Chuza.

Ya adentrados en el bosque, se camina sobre musgo, suave y cómodo. Luego de unos 30 minutos, se pasa a tierra más firme.

“Ese cambio ya es un indicador de que por este sector pasa el oso”,

dice Óscar Gabriel Raigoso, mientras observa detenidamente un árbol. Allí se encontraron los rasguños de los osos, que dejan su rastro. También dejaron algunos pelos que confirman que es el oso. Óscar, con emoción, explica que cada rasguño es una señal que los osos dejan para dar a conocer su presencia, pero no son territoriales; pueden compartir el espacio, cada uno en sus tiempos.

“En las cámaras trampa vemos que, si un oso pasa a las 6:00 a.m., el siguiente pasa a las 6:30; es sorprendente cómo se adaptan y coexisten”.

Las cámaras trampa son una herramienta que permite observar cómo se comportan los osos. En los registros se han visto oseznos jugando junto a su madre.

“Verlos y saber que tienen un hábitat sano para vivir es lo que nos llena el corazón”,

dice el biólogo Juan Camilo Bonilla.

Y no es para menos. El oso andino (Tremarctos ornatus) es una especie que solo se encuentra en América del Sur; es un linaje completamente diferente. Son osos de cara corta y, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), su estado de conservación es vulnerable.

“Si perdemos esta especie única en nuestro planeta, estaríamos perdiendo millones de años de historia. De ahí la importancia de conservarlos”,

asegura Bonilla. Ante la urgencia de cuidarlos, se inició en 2016 la

«Estrategia para la conservación del oso andino en los Parques Nacionales Naturales de Colombia»,

la cual está proyectada hasta 2031. Esta estrategia es crucial para conservar la especie, cuya supervivencia es esencial para el equilibrio de los ecosistemas andinos.

Los osos andinos han encontrado un refugio seguro en 23 áreas protegidas de los Parques Nacionales Naturales de Colombia. Crédito: cámara trampa

“Es un esfuerzo muy importante en América Latina que están liderando desde los Parques Nacionales Naturales de Colombia con un objetivo claro: el monitoreo de la población del oso andino y de los factores que afectan su conservación, tales como pérdida de bosques y páramos, degradación de su hábitat debido a la ganadería extensiva, caza furtiva y los monocultivos”,

explica el biólogo Robert Márquez, gerente de la alianza para la conservación del oso andino ABCA, quien participa en el proyecto desde su planeación y lo ha ejecutado en estos años. Robert es un apasionado por los osos y su vida ha estado dedicada a la investigación y a seguir sus huellas, “pude verlo después de 25 años de investigación”.

“Parece que Robert nos echó la sal, desde el día que él lo vio, no ha vuelto a aparecer”,

dice entre risas el guardaparques Óscar, mientras se inclina y señala que hay heces de oso. Son de color blanco, eso se debe a que comió mucha Puya. Cada señal es un insumo que alimenta la base de datos de la estrategia que se consolida en grandes paisajes que combinan áreas protegidas conectadas por predios privados, y que son esenciales para la conservación del hábitat y la subsistencia de esta especie. Estas cinco unidades abarcan más de 4.500.000 de hectáreas en el país.

La estrategia inició con la evaluación de 70.000 hectáreas en el Parque Nacional Natural Chingaza,  ahora se monitorean más de 4.500.000 hectáreas en las cinco unidades de conservación. En la práctica lo que se hace en territorio es: evaluar cómo está el hábitat, si son bosques tupidos, si hay agua, si es un buen refugio. O si por el contrario hay tala de árboles, presencia de ganado u otras amenazas para que el oso pierda su lugar seguro, esto es más frecuente en áreas de conectividad que no forman parte de las áreas protegidas.

Esta es una fuente de agua en donde el oso se baña en el PNN Chingaza. Crédito: Danilo Arenas.

Gracias a esta estrategia, en casi una década de trabajo, los osos andinos han encontrado un refugio seguro en 23 áreas protegidas en los parques nacionales naturales y abarca vastas extensiones de los Andes colombianos. Una de las preguntas que surge con frecuencia es ¿cuántos osos hay en total? A lo que Robert Márquez responde:

“Contar osos andinos uno por uno es casi imposible. Son animales solitarios, se mueven por grandes territorios y viven en zonas de difícil acceso. Pero eso no significa que no se pueda saber cuántos hay”.

Para esto, expertos de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN) y las organizaciones ABCA y WCS utilizan una técnica especial llamada “modelo de ocupación”, que permite estimar la presencia de osos sin necesidad de verlos directamente. Esta metodología ya se usa en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Además de saber dónde están los osos, estudios puntuales han mostrado que la densidad de osos va desde 2.9 hasta 7.4 osos cada 100 km2.

“Gracias a estos estudios, podemos estimar que en el Macizo de Chingaza podrían vivir entre 50 y 128 osos. A nivel nacional, en las zonas donde se ha detectado la presencia de esta especie, podría haber entre 4.100 y 10.700 osos andinos. De estos, entre 2.000 y 5.100 estarían protegidos dentro de los paisajes priorizados en la estrategia de conservación del oso andino en los PNN de Colombia”,

señala Luisz Olmedo Martínez Zamora, Director General de Parques Nacionales Naturales de Colombia quien enfatiza en la necesidad de seguir protegiendo el hábitat del oso para que las generaciones futuras puedan beneficiarse de su presencia.

Parque Nacional Natural Chingaza. Crédito: Danilo Arenas.

Y es que además de ser un animal muy hermoso cumple con un rol crucial en la dispersión de semillas,

“por eso se le dice el jardinero del bosque, por donde pasa deja semillas que en un futuro van a dar frutos. También se le conoce como el guardián del páramo y una especie sombrilla, lo que significa que al cuidar el hábitat del oso también incide en el bienestar del venado de cola blanca, anfibios y diferentes especies de flora y por supuesto el disfrute y felicidad de poder verlo”,

añade Juan Camilo Bonilla, mientras camina de regreso hacía el sector de Monte Redondo.

En el recorrido que duró más de una hora, se encontraron señales, pero no se vio al oso. Ese es un regalo de la naturaleza que pocos reciben y que a otros se les concede con generosidad.

“Yo lo he visto 126 veces. He fotografiado a 26 osos diferentes y la verdad, los encuentro con frecuencia. Nunca pierdo la emoción”,

relata Luis Arley Muñoz Sarmiento, guardaparques del Parque Nacional Natural Chingaza. Él forma parte del equipo encargado del monitoreo del oso, y además se dedica a fotografiar a estos animales y a realizar educación ambiental con las comunidades, para que entre todos cuidemos a estos ejemplares únicos en el planeta que se pasean con tranquilidad por Colombia y en Chingaza, un área protegida con vocación ecoturística que puede ser visitada para avistar a la familia de osos.

Este es uno de los retratos de Arley Muñoz, guardaparque del PNN Chingaza.