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Parques Nacionales Naturales de Colombia suma esfuerzos para salvar la Ciénaga Grande de Santa Marta

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Dos áreas protegias del Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia, hacen parte del Complejo Lagunar Ciénaga Grande de Santa Marta: el Vía Parque Isla de Salamanca, que cuenta con una extensión de 56.200 hectáreas y el Santuario de Flora y Fauna Ciénaga Grande de Santa Marta, con una extensión de 28.610 hectáreas.

En su conjunto, estas áreas protegidas, representan solo el 19,8% del área total del Complejo Lagunar, constituyéndose en las zonas núcleo que conservan una muestra representativa de ecosistemas marino costeros, que resultan de la interacción entre el mar Caribe, el río Magdalena y los ríos de la vertiente occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Por su importancia ambiental y social, esta zona fue designada humedal con relevancia internacional Ramsar en 1998 y Reserva de Biósfera por la UNESCO en el 2000.

Para conservar esta zona tan importante, fueron declarados los Parques Nacionales que buscan preservar el bosque de manglar, los cuerpos de agua y fondos sedimentarios para mantener los hábitats de flora y fauna migratoria y residente, la provisión de servicios que contribuye a sustentar la economía y expresiones culturales de los habitantes de esta zona de la región Caribe-

Así mismo, la conservación de estas dos áreas protegidas se constituye en la base para la estrategia de mitigación y adaptación al cambio climático en esta región.

Considerando que aproximadamente el 80% de este territorio no hace parte del Sistema de Parques Nacionales, la dos áreas protegidas se ven fuertemente impactas por las diferentes actividades que allí se desarrollan, alterando las dinámicas naturales y poniendo en riesgo su viabilidad y permanencia en el tiempo.

Las principales afectaciones están relacionadas con el desarrollo de la agroindustria, ganadería extensiva, infraestructura vial y portuaria, sedimentación y contaminación, incendios, desecación de humedales y uso inadecuado del recurso agua.

Como consecuencia de todas estas situaciones y teniendo como agravante la intensidad del Fenómeno del Niño, recientemente se han registrado mortandades de peces alrededor de las Áreas Protegidas, las cuales han afectado tanto la salud como el sustento diario de las comunidades de pescadores que allí habitan.

Entre las acciones que Parques Nacionales ha emprendido en dicha región se cuentan sobrevuelos, recorridos acuáticos y terrestres de inspección y vigilancia complementados con imágenes satelitales, fotografías aéreas y herramientas del sistema de información geográfica, gracias a los cuales se identificaron afectaciones alrededor de las Áreas Protegidas, entre las que se destacan los incendios del sector oriental de la Ciénaga Grande de Santa Marta, la construcción de diques y desecación de humedales y en general los efectos del déficit hídrico que ha azotado a esta zona en los últimos años.

Parques Nacionales Naturales de Colombia puso estas situaciones en conocimiento de las autoridades competentes; como resultados, por ejemplo, en el caso de los 27 kilómetros de diques, se logró la apertura de investigaciones penales y administrativas y se está a la espera de que se ordenen las acciones de restauración necesarias.

Así mismo, como producto de la visibilización de estas problemáticas se logró conformar el Comité Interinstitucional de la Ciénaga Grande de Santa Marta y la misión de apoyo de la Comisión Ramsar para evaluar la situación actual del humedal, la cual se estará realizando en los próximos días.

La revisión de la situación ambiental al interior y en las zonas aledañas a las Áreas Protegidas permite identificar las transformaciones y cambios en el uso del suelo, evaluando el estado de los sitios afectados y su potencial de recuperación, como insumo para definir las medidas de restauración apropiadas en cada caso y priorizar las acciones a desarrollar.

Por ejemplo, las áreas de manglar que han resultado afectadas por diferentes causas, entre ellas las relacionadas con el estado de las obras de drenaje en la Vía Ciénaga Barranquilla, que cuenta con un total de 217 estructuras en el tramo Puente Pumarejo – Peaje Tasajera, construidas con el fin de posibilitar el intercambio entre el mar y la Ciénaga y mejorar la dinámica hídrica que la carretera interrumpió.

De estas, 175 estructuras están al interior del Vía Parque Isla de Salamanca, ubicadas entre el Km 7+594 en el lado norte y el km 50+910 lados norte y sur de dicha vía de las cuales, sólo en seis se observa flujo de agua con regularidad, en otras cinco de manera intermitente y las restantes 164 no funcionan.

Es evidente que esta zona y las aledañas al complejo de Pajarales, la Luna y la Ahuyama, por mencionar algunas que presentan un mayor déficit hídrico, están presentando pérdidas de cobertura vegetal por defoliación; así las cosas a las mortandades de peces le siguen las de mangle.

Dada la complejidad de la problemática que incluye aspectos ambientales ya mencionados y por otra parte sociales, Parques Nacionales viene trabajando en una estrategia de intervención interinstitucional dirigida a fortalecer el control y la seguridad en las Áreas Protegidas.


Acciones de Conservación

Como resultado de ello, se adelantan acciones coordinadas y articuladas para la prevención, control y ejercicio de autoridad, restauración y componente social así como la articulación en diferentes niveles e instituciones que posibiliten la intervención y presencia del Estado en el territorio, logrando efectividad y oportunidad, potenciando alianzas y participación del sector productivo y otros sectores de la sociedad, incluidas las comunidades locales.

Entre estas acciones se encuentran:

– Un mayor control, seguridad y autoridad ambiental que está dirigida a prevenir, controlar, disminuir y en lo posible eliminar las diferentes actividades y situaciones que puedan poner en riesgo la conservación de las Áreas Protegidas, labor que se desarrolla con la presencia coordinada y permanente de Armada Nacional – Guardacostas Barranquilla, en el sector del Torno y la margen oriental del río Magdalena, un sector estratégico para el control considerando que la mayoría de las personas que ingresan al área para actividades no permitidas, lo hacen por este sector dado su fácil acceso desde el afluente.

– Presencia permanente de Policía de Vigilancia para el trabajo conjunto con la Policía Metropolitana de Santa Marta y la instalación de puesto de control de Policía de Carabineros con 20 unidades policiales permanentes y una nueva sede operativa de Parques Nacionales. Para concretar este propósito, fue vital la vinculación de las empresas Prosicol S.A.S. en liquidación y Cementos Argos con la donación de los recursos para la construcción de estas infraestructuras.

– Complementaria a las acciones de control están las medidas sancionatorias administrativas que adelanta Parques Nacionales contra los infractores y que actualmente están en manos de la Fiscalía General de la Nación a través de la Unidad Especializada de Delitos Contra el Medio Ambiente.

– Para abordar los conflictos socio ambientales en las Áreas Protegidas más allá de las medidas de prohibición y control, se trabaja en un proceso de reconversión de actividades no permitidas como la pesca de almeja hacia actividades de restauración, ecoturismo y otras iniciativas en la que participan 54 pescadores.

– Con el Departamento para la Prosperidad Social, DPS, a través del programa ‘Empleos Temporales – Trabajemos Todos’, que vinculó a 34 personas que representan igual número de familias de las comunidades de Palermo, Caño Clarín Nuevo y Caño Valle, se realizó mantenimiento manual de caños secundarios y terciarios logrando restablecer condiciones de la dinámica hidráulica y conectividades entre 9 caños y 7 ciénagas, donde se consideró los sitios críticos para incendios.

Hoy, pese a la extrema sequía y el bajo nivel del río Magdalena, estas zonas permanecen con agua, además de los beneficios ambientales, la disponibilidad de agua es un factor determinante en la prevención de ocurrencia y en la atención misma de incendios.

Estas apuestas desde lo ambiental, redundan en lo social en la medida en que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de pobladores locales dejando como valor agregado un acercamiento y afianzamiento de las relaciones entre la comunidad y las Áreas Protegidas promoviendo cambios de actitud frente a la importancia de su conservación.

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