Especie nativa de las zonas intertropicales del continente americano, es un árbol alto y corpulento con raíces superficiales con contrafuertes y tronco cubierto de espinas. De sus semillas se obtiene un látex tóxico que han usado algunas culturas para pescar y para curar mordeduras de serpientes. Algunos animales, como loros y monos, se alimentan de ellas, especialmente cuando están tiernas. Los frutos maduran al llegar la época de lluvias, y al contacto con el agua, estallan dispersando las semillas y produciendo un fuerte ruido que les da parte de su nombre en latín: crepitans.