Hidrografía
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El macizo de Iguaque, en el que se enmarca territorialmente el SFF Iguaque, constituye una zona de vital importancia para el abastecimiento de agua para el consumo humano y las actividades agropecuarias de los municipios localizados en su periferia (Villa de Leyva, Chíquiza, Sáchica y Arcabuco).

Tres ríos conforman la red de drenaje principal del Santuario: Cane-Iguaque, Pomeca y Chíquiza. Tributarios menores de estos corresponden a pequeñas quebradas permanentes e intermitentes, tales como La Colorada (o El Ortigal), Mamarramos, La Colorada, San Agustín y San Francisco (en la vertiente oriental), y las quebradas Ojo de Agua, Cazadero y otros drenajes intermitentes (en la vertiente oriental). En el sector central del Santuario se destacan las quebradas San Pedro, La Hondura y Chaina. En su conjunto, la red de drenaje hace parte de la cuenca del alta del río Suárez.

Las principales quebradas dan origen a pequeñas subcuencas (<500ha), tales como Chaina, La Colorada, San Pedro, La Hondura y Mamarramos, entre otras, a partir de las cuales se abastece de agua buena parte de la población rural de los municipios de Villa de Leyva, Arcabuco y Chíquiza. De hecho, en tan solo 6.923 ha, que es la extensión del Santuario, existen 26 captaciones de agua legales y reguladas, lo que la convierte en el área del Sistema de Parques Nacionales con mayor número de concesiones de agua. De otro lado, dos proyectos de pago por servicios ambientales hídricos operan exitosamente actualmente en las microcuencas Chaina y La Colorada (o el Ortigal), en procura de conservar y recuperar los recursos hídricos que provee el área protegida.

La configuración del relieve del paisaje montañoso del macizo tiene incidencia particular en la recarga de acuíferos localizados a lo largo del paisaje de piedemonte. La dirección y el ángulo del buzamiento de los estratos de areniscas de las laderas favorecen la infiltración y movimiento subsuperficial de las aguas desde la parte alta hasta el paisaje de piedemonte. En el contacto entre dichos paisajes, las aguas salen a superficie (nacederos), conformando pequeños cauces continuos de caudal variable, los cuales son aprovechados para el suministro de agua para el consumo doméstico de la población rural y para usos agropecuario. En la época de verano, estas fuentes de agua cobran importancia ante la reducción drástica de la escorrentía superficial en los períodos secos.

Por su atractivo natural, destacan siete pequeñas lagunas de origen glaciar en el Santuario, localizadas en el ecosistema de páramo a más 3.600 m de altitud, entre ellas la laguna de Iguaque, principal atractivo natural del Santuario.

Leyenda sobre el origen de los Muiscas

Breve reseña sobre el valor cultural y mitológico asociado a la Laguna de Iguaque, principal atractivo natural del SFF Iguaque.

En una época no había nada sobre la tierra. La primera que la habitó fue una mujer joven y fuerte que salió de la laguna de Iguaque por entre la niebla helada y el viento sonoro del páramo. Se llamaba Bachué y llevaba de la mano a un niño de tres años. Ambos bajaron al valle y construyeron una casa donde vivieron hasta que el niño creció y pudo casarse con Bachué. Tuvieron muchos hijos (a veces Bachué tenía cuatro o seis a la vez), con lo que comenzó a poblarse el territorio muisca. Bachué le enseñó a cultivar la tierra y a adorar los dioses. Después de muchos años, Bachué y su esposo, ya viejos, regresaron a la laguna de Iguaque donde se despidieron de la multitud que, llorando, los veía partir. De repente los ancianos se transformaron en dos inmensas serpientes y desaparecieron bajo las aguas tranquilas de la laguna. Bachué se convirtió en la diosa de la fertilidad, la que hacía que la tierra diera frutos y las familias tuvieran muchos hijos.

(Tomado de http://www.sinic.gov.co/SINIC/ColombiaCultural/

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