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El Parque Uramba Bahía Málaga promovió el trabajo en equipo entre sus iniciativas económicas sostenibles

La sostenibilidad de los emprendimientos que se desarrollan en una misma región depende, en parte, de que las iniciativas se complementen y sus servicios terminen acoplados. Un ejercicio para lograrlo se planteó en Juanchaco (Valle del Cauca) y reunió a más de 80 personas beneficiarias del programa Desarrollo Local Sostenible, que financia la Unión Europea.

Por las distancias que debían recorrer, no era fácil reunirlos en un solo lugar. El objetivo de convocar a los integrantes de las iniciativas económicas sostenibles que apoya el Parque Nacional Uramba Bahía Málaga entre la población afrodescendiente del Valle del Cauca, y en el marco del programa Desarrollo Local Sostenible (DLS), se propuso como un ejercicio que buscaba integrarlos, presentarlos, esto para que entendieran que, de alguna manera, pueden ser un gran equipo.

¡Y lo lograron! Se agruparon en Juanchaco, a una hora de Buenaventura. Allí llegaron desde sitios cercanos como Ladrilleros, o de otros poblados más alejados como La Plata, La Sierpe, La Barra, Chucheros y Puerto España, todas ellas poblaciones vecinas y costeras situadas en la zona de influencia del área nacional protegida.

Y fueron hasta allí a mostrar sus avances en ese intento por consolidar emprendimientos ecoturísticos y productivos con los que puedan recibir ingresos adicionales que les ayuden a mejorar sus condiciones de vida. El ejercicio tuvo una intención principal y una adicional. La primera: que cada grupo expusiera sus adelantos y el propósito que persigue. Y la segunda: pensar en una estrategia para apalancar cada proyecto y generar alianzas.

“Pero también quisimos contribuir al fortalecimiento de la dinámica cultural y la organización social de las comunidades negras y otros pobladores locales, que desde el conocimiento tradicional aportan estratégicamente a la conservación de la biodiversidad y el manejo del territorio”, explicó José Potes, profesional del programa Desarrollo Local Sostenible en el Parque Uramba Bahía Málaga.

Gana-gana comunitario

Por ejemplo, Alexánder Berrío, del grupo Ecoancestral, está desarrollando en Ladrilleros un equipo de intérpretes ambientales para llevar a turistas y visitantes a sitios atractivos de la zona, para que reconozcan la biodiversidad local. Playas, senderos, manglares o piscinas naturales de agua dulce figuran entre sus alternativas. Algo similar intenta consolidar, con restaurantes y alojamientos, el Grupo Ecológico Chucheros-Bahía Málaga, y a ellos se suma ‘Juan Manglar’, otra sociedad que además busca ofrecer recorridos en kayac.

Pero estos intentos podrían complementarse con el que fomenta un grupo de nueve mujeres asociadas bajo la marca Frutycoco y quienes hacen dulces de coco, cocadas, galletas y postres de piña, maracuyá o de tres leches, productos que son fabricados naturalmente, sin aditivos y sin contaminar. “Nuestros productos pueden beneficiar a muchas personas y familias, a quienes podemos darles empleo, todo sin causar daños ambientales porque todo lo hacemos de la manera más natural posible”, explica Yodys Achito, una de sus integrantes.

¿Y por qué no pensar que en medio de los recorridos que realicen los turistas con Ecoancestral, con el Grupo Ecológico Chucheros o con ‘Juan Manglar’, ellos puedan probar y comprar los productos de Frutycoco como parte de esa oferta turística que tratan de consolidar?

Parte de la intención al desarrollar iniciativas económicas en una misma región es que todas ellas sean sostenibles en el tiempo, pero parte de esa sostenibilidad depende, en gran medida, de que cada una de esas iniciativas se complementen y sus servicios terminen acoplados en una especie de ‘gana-gana’ comunitario.

En la zona también hay esfuerzos por consolidar el comercio pesquero, mientras otro grupo está desarrollando un plan ecoturístico concentrado en ofertar hospedaje y alimentación a los viajeros que recorran la zona.

¿Y si un grupo se transformara en proveedor del otro y lo apoyara? Así lo explica Claudia Maritza Riascos, vicepresidente del consejo comunitario de Puerto España, quien está trabajando con el programa Desarrollo Local Sostenible en la instalación de congeladores solares para el almacenamiento y la conservación de pescados de tallas grandes, esto en una comunidad que depende exclusivamente de la pesca y la extracción de madera. En La Barra, por su parte, un grupo de 23 mujeres lideradas por Amanda Mondragón, está haciendo chorizos y butifarras a base de pescado. Solo para este caso, la comunidad de Puerto España podría surtir a La Barra, que necesita carne de buena calidad.

Y en La Plata, el grupo de mujeres asociadas en ‘Pianguarte Raíces Malagueñas’ recolectan piangua en tallas reglamentarias y buscan transformarla y empacarla para lograr un mejor precio. El consumo de este molusco también podría convertirse en un atractivo gastronómico o proveerse a los hospedajes locales como alternativa alimenticia.

Un esfuerzo por la conservación

Mientras tanto, en la localidad de La Sierpe, Edier Rodríguez lidera a un grupo comunitario asociado bajo la organización Biotours, que con el DLS espera reforzar la atención al cliente que llega a conocer la zona, esto con gastronomía típica para lo cual necesitarían productos como los que desarrollan en La Barra, La Plata y Puerto España. Rodríguez explica que su oferta reúne recorridos por la selva, avistamiento de aves y una excursión que incluye una visita a La Sierpe, un salto de agua dulce, de al menos 30 metros, que cae en el mar y que es uno de los principales atractivos naturales de la región.

“Pensar en que un grupo sea proveedor del otro es viable. Todo depende de que podamos concretar formas para que los alimentos no se dañen y medios de transporte para llevarlos de un lugar a otro a costos manejables. Eso debería hacer parte de nuestros planes para más adelante”, explicó Riascos.

Pero mientras ese objetivo hacia la integralidad se concreta, al menos el propósito a corto plazo es impulsar estos emprendimientos que van dirigidos, además, a afinar la conservación de zonas protegidas como Uramba Bahía Málaga. Rodríguez lo resumen en una frase: “si nos dedicamos al ecoturismo y podemos recibir ingresos, es muy probable que la gente olvide talar y descarte la deforestación como alternativa de vida, de eso estamos seguros y confiados”.

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