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Parques Nacionales Naturales de Colombia se prepara para los retos del postacuerdo

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Jefes de área que presentan problemáticas de uso, ocupación y tenencia, directores territoriales, directivos del nivel central y profesionales de la subdirección de Gestión y Manejo de Parques Nacionales Naturales de Colombia, participan en el curso gerencial sobre postacuerdo que tiene lugar en la Universidad Javeriana, durante los días 21, 22 y 23 de septiembre del presente año.

El curso, que tiene una intensidad de 30 horas, tiene como objetivos: Conocer experiencias de manejo de situaciones y manejo de conflicto en áreas protegidas en escenarios de Posconflicto a nivel internacional, analizar los avances de la estrategia de Uso, Ocupación y Tenencia y los retos de este tema en el Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia y socializar herramientas que permitan manejar conflictividades en áreas protegidas en un escenario de post conflicto.

Julia Miranda, directora general de Parques Nacionales Naturales de Colombia, dio la bienvenida a este curso, invitando a los funcionarios de la entidad a pensar en la reconciliación, la restauración y la conservación como la clave para formar los escenarios de paz que el país tanto necesita.

A continuación el discurso completo de la directora de Parques Nacionales Naturales en la inauguración del curso gerencial sobre postacuerdo.

DISCURSO DIRECCIÓN PARQUES NACIONALES NATURALES DE COLOMBIA: CONSERVACIÓN, POSACUERDOS Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ

Apreciados funcionarios Subdirectores, Directores Territoriales, Jefes de Área, Asesores y colaboradores. La invitación a estar aquí tiene el propósito de identificar las oportunidades y retos que tenemos frente al proceso de transición al que asiste nuestro país hacia la construcción de una paz estable y duradera. Nos reunimos a reflexionar a pensar y a identificar en qué acciones concretas están nuestros aportes a la paz y cómo debemos asumir los retos que esto implica.

Desde la existencia de ésta entidad adelantamos nuestra labor en un país con unas características particulares: la administración, gestión y manejo de las áreas protegidas con ecosistemas de alto valor para la humanidad, en medio de un conflicto armado violento, una guerra fratricida en muchas dimensiones, de la cual hemos sido víctimas como sujetos, como institución y como patrimonio natural. La guerra no sólo ha dificultado nuestra misión; también ha lastimado los bienes que salvaguardamos y nuestra inserción en los territorios.

La gestión de las áreas protegidas en escenarios de conflicto nos ha dejado muchos aprendizajes pero asimismo aspectos que replantear. El silencio de las armas no es el fin del conflicto. La paz está más allá de la ausencia de los conflictos; por eso su constricción implica un trabajo arduo, permanente e innovador. Estamos seguros que después del acuerdo la conflictividad social y en particular la socio-ambiental estarán en el centro de los problemas del país y debemos estar preparados para ello.

Quiero invitarles hoy a que pensemos en estas tres dimensiones: reconciliación, restauración y conservación, podrían ser más y podemos dotarlas del sentido hacia la construcción de escenarios de paz que quisiéramos. Las huellas de la guerra son devastadoras, la reconciliación no es un sentimiento, es una práctica de reconstrucción del tejido social y de la institucionalidad legal bajo un orden democrático. La restauración es un instrumento, un método si se quiere, con el que debemos involucrarnos en los territorios para reconciliar nuestro trabajo con las comunidades y a todos los colombianos con los bienes que protegemos, de allí que la conservación sea un fin.

El modelo de gestión que se sustenta en la construcción de gobernanza ambiental es un camino de desafíos, cuidados y destrezas, y es quizás el mejor referente contemporáneo sobre el cual debemos enfocar la gestión de nuestro trabajo. Comprender el escenario en el que nuestro país se encuentra nos ayudará a encontrar los caminos adecuados, para la transformación de los ecosistemas hacia los estados de conservación necesarios.

Los acuerdos para la superación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera entre el Gobierno y las Farc ponen de presente este escenario y sus consecuentes retos y oportunidades para las áreas protegidas. Se hace necesario que como funcionarios los conozcamos a profundidad y en particular aquellos en los que con certeza tendremos que incidir de manera eficaz. El punto uno en particular: “hacia un nuevo campo Colombiano (Reforma Rural Integral)”, el punto cuatro de “Solución al problema de drogas ilícitas” y el cinco sobre víctimas, tienen varios componentes que son de nuestro interés y trabajo; en el punto uno, la Protección de las áreas de especial importancia ambiental, para lo cual temas asociados como el catastro rural, el acceso a tierras para la población campesina y su desarrollo social y productivo a través de los Proyectos de Desarrollo con Enfoque Territorial serán acciones que deben contribuir a la solución de los conflictos, pero será el tema de la zonificación ambiental y de la definición de la frontera agropecuaria donde tendremos el reto de transformar nuestros conflictos socio-ecológicos. El punto cuatro del mismo acuerdo sobre drogas ilícitas trae importantes retos, en el que podemos aportar desde nuestra experiencia y en el que afortunadamente ya estamos comprometidos con dos casos en los Parques Tinigua y Alto Fragua, hacia la formulación del Programa Nacional Integral de Sustitución y Desarrollo Alternativo, con la participación de comunidades campesinas.

El punto cinco de víctimas del conflicto comprende como uno de sus mecanismos el tema de justicia restaurativa; si la confrontación afectó nuestra gestión y los ecosistemas, allí tendremos oportunidades de reconciliación y reparación.

El proceso de paz nos enseña algo importante para la transformación de los conflictos: El diálogo es la ruta. Hoy tenemos múltiples escenarios de diálogo con indígenas, negros y con campesinos, debemos forjar esa meta común de conservación y buen vivir, esa es una experiencia no sólo restauradora sino de reconciliación. Afortunadamente nos estamos preparando y tenemos avances y logros importantes, uno de ellos están en los desarrollos de las mesas locales.

Hemos convocado en este evento a los jefes de área que quizás más retos y más involucrados puedan estar en la construcción de los escenarios de paz. De las priorizaciones territoriales que se hacen para implementar acciones de respuesta rápida para el posconflicto, se encuentran 27 áreas del SPNN, las cuales se destacan por las situaciones de conflictos territoriales asociados al uso y tenencia de la tierra, la presencia de cultivos ilícitos y traslapes con comunidades étnicas. En 15 de ellas se adelanta la estrategia de dialogo social con campesinos y estos son escenarios importantes para la transformación de los conflictos y las oportunidades de reconciliación y restauración.

Son importantes estos avances quisiera destacar solo algunos de ellos, por los retos que se asumen y lo que representan para la entidad. En PNN Paramillo, por ejemplo, la mesa de diálogo entre campesinos y el Estado se proyecta como un escenario de reconciliación, de allí la importancia de rodear este proceso porque la historia de Paramillo no se puede volver a repetir y debemos hacer un trabajo de Estado. En el AMEM Macarena hemos llegado en los últimos meses a importantes acuerdos con campesinos a través de la concurrencia de los gobiernos Local, Departamental y Nacional; sin lugar a dudas pasar de la “Trocha Ganadera, al Sendero de la Paz” con compromisos del Estado y la participación de las comunidades en el control social, es una práctica de reconciliación, o los acuerdos del Tinigua y Picachos hacia la formulación del programa integral de sustitución y los compromisos de restauración voluntaria de los campesinos, así como el reciente acuerdo por 1.250 hectáreas de deforestación evitada, son hechos que indican nuestro acumulado y nuestro potencial para reconciliar, restaurar y conservar. Las experiencias internacionales son también caminos andados que debemos explorar para aprender.

Les invito a participar de la construcción de este nuevo país desde lo que nos corresponde y con la experiencia de cada uno de ustedes que logremos materializar en conjunto.

Julia Miranda Londoño

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