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Familias campesinas llegan a Sinaí, la tierra prometida

Después de vivir por más de 20 años dentro del Vía Parque Isla de Salamanca, 23 familias se mudarán a un terreno propio, llamado Sinaí, donde podrán continuar con su proyecto de vida en el campo, cultivar  y cuidar a sus animales, producir alimentos de manera sostenible y en armonía con el entorno natural. Un resultado del proceso conjunto insterinstitucional  y comunitario entre la Agencia Nacional de Tierras, Parques Nacionales y las familias campesinas, en el marco del proceso de relacionamiento de la Mesa de Concertación Nacional que se adelanta con el apoyo de la Unión Europea.

BOGOTÁ, FEBRERO 22 DEL 2018. Una segunda oportunidad en la Tierra y sobre la tierra. Dos frases que encajan sin dificultad en el futuro de Adolfo Lafourie, un líder comunitario que durante los últimos años ha vivido dentro del Vía Parque Isla de Salamanca’ y quien  ha logrado, después de una lucha de más de 20 años, que el Estado le concediera el derecho a tener un terreno propio y fuera de la zona protegida. Se mudará allí con otras 23 familias campesinas para cultivar y cuidar a sus animales, producir alimentos de manera sostenible y en armonía con el entorno natural, y sin sentir la zozobra constante de un posible desalojo por estar ocupando y explotando una zona de reserva nacional. Un logro que significa mucho: una oportunidad de progreso para Lafuorie y los hogares que lo acompañan, un beneficio directo para el planeta y un respiro para la conservación del área de reserva.

Este resultado se obtuvo luego del proceso conjunto insterinstitucional  y comunitario entre la Agencia Nacional de Tierras, Parques Nacionales y las familias campesinas, en el marco del proceso de relacionamiento de la Mesa de Concertación Nacional que se adelanta con el apoyo de a Unión Europea.

Desde ahora, los campesinos comenzarán a dejar un espacio de 75 hectáreas que ocupaban dentro del Parque Nacional, donde tenían cultivos de hortalizas y árboles frutales y convivían con animales domésticos, y pasarán a ocupar 102 hectáreas cultivables, bautizadas como ‘Sinaí’, situadas entre los municipios de Pivijai y Fundación (Magdalena) y que la ANT compró por 473 millones de pesos.

“Con esto le demostramos al país que la tierra sirve para todo, incluso para la protección del medioambiente. Para la Agencia la prioridad es el campesino. Pero no se puede perder de vista que el desarrollo del campo tiene que ir de la mano con el cuidado de los recursos y el respeto por ecosistemas protegidos”, dijo Miguel Samper, director general de la Agencia Nacional de Tierras.

Por su parte, Julia Miranda, directora de Parques Nacionales Naturales, celebró el acuerdo porque el complejo de manglar que resguarda el Vía Parque es fundamental para la biodiversidad del Caribe, que ha sufrido por años por las acciones del hombre, la construcción de la vía Ciénaga- Barranquilla y la contaminación. “Es un ecosistema que tenemos que conservar porque presta gran cantidad de servicios ambientales y es un pulmón para esta región. El saneamiento que representan este tipo de acuerdos para algunas áreas que estaban siendo ocupadas e impactadas por familias que llevan aquí muchos años es una prioridad para nosotros”, expresó Miranda.

Un proceso con más de 20 años de historia

Este final feliz no comenzó a gestarse ayer. Tiene una historia en la que se han combinado la necesidad de supervivencia de unas familias que sintieron como propio una parte del Vía Parque Salamanca, pero a costa de su deterioro.

A finales de la década de los 90 y durante los primeros años del siglo XXI, los campesinos ocupantes eran conscientes del problema que causaban, pero no tenían un lugar a donde ir. Se mostraron dispuestos a buscar una salida y acordaron con el Gobierno la posibilidad de que se les entregara un predio. Algunos se retiraron a otros lugares pensando que esa opción iba a concretarse sin demora, pero en medio de esa espera y los trámites necesarios, se atravesó un obstáculo insalvable: el conflicto armado.

La guerra llegó al territorio, dilató los diálogos, tocó a los campesinos, algunos de los cuales resistieron el impacto de los paramilitares, y se apagó cualquier intento de reubicación. Algunas familias que habían salido de la Vía Parque decidieron volver, lo invadieron por segunda, tercera o cuarta vez, recuperaron sus espacios, mientras Parques Nacionales Naturales intentó concertar y evitar las nuevas ocupaciones. Sin embargo, el conflicto entre las partes se recrudeció.

Solo hasta 2015 se retomaron las negociaciones, se instaló una Mesa Regional de Concertación Campesina para este caso y, en medio de los avances de los acuerdos de paz entre el Gobierno y las Farc, el proceso comenzó a destrabarse y a recibir el aval de la ANT. Los campesinos fueron los encargados de conseguir tres predios, que presentaron a la Agencia, entidad que finalmente eligió a Sinaí como el más próspero.

Patricia Saldaña, directora del Vía Parque Salamanca, no solo agradeció la conclusión de este proceso. También reconoció la eficacia del trabajo en equipo de todas las entidades participantes. “Este ejercicio demuestra la eficacia de la articulación institucional. Cuando el Estado actúa en conjunto es mucho más fuerte, relevante y efectivo”.

Saldaña agregó que precisamente para seguir apoyando a las familias, sus jóvenes integrantes desarrollarán, como parte de los acuerdos y con recursos del apoyo presupuestario ‘Desarrollo Local Sostenible’, un proyecto ecoturístico que les permitirá recibir ingresos adicionales y mejorar su calidad de vida.

Procesos similares de reubicación apoyados por la Agencia Nacional de Tierras, y que avanzarán siempre y cuando tengan el aval de las comunidades, se podrían concretar en otros Parques Nacionales Naturales como La Paya y Munchique*.

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