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Indígenas embera de Jurubidá, en Chocó, tienen un mejor trapiche para producir miel y viche

Los nativos de este caserío se vincularon con el Apoyo Presupuestario Desarrollo Local Sostenible (DLS) para perfeccionar el manejo de sus cultivos de caña de azúcar e impulsar la seguridad alimentaria de la región. Se benefician más de mil personas, entre ellas casi un centenar de niños.

BOGOTÁ, 17 DE ABRIL DEL 2018. La caña de azúcar ha sido un alimento esencial para los indígenas embera del Chocó y podría calificarse como decisiva para su sustento. El consumo en la comunidad ha sido ancestral, al igual que su cultivo.

Tal vez por su trascendencia es que que la comunidad de Jurubidá, que hace parte del resguardo Jurubidá-Chori-Alto Baudó, en Nuquí, decidió vincularse con el Apoyo Presupuestario Desarrollo Local Sostenible (DLS), que financia la Unión Europea, para transformar la caña que produce en miel, y apoyar con esto su seguridad alimentaria.

“Siempre hemos consumido jugos de la caña, pero con la miel hacemos guarapo, dulces o cocadas. Ahora nos autoabastecemos y evitamos su compra en mercados, en donde especulan mucho con los precios”, explica Balbino Charampia, representante legal de la Asociación de Cabildos Indígenas (Aciokendo). También hacen viche, una bebida típica que toman en celebraciones o reuniones.

El Apoyo Presupuestario, a través del Parque Nacional Natural Utría, apoyó a los indígenas con el reemplazo de su trapiche tradicional, que estaba obsoleto y con el que perdían gran parte de lo producido a la hora de hacer la molienda. Ahora tienen uno nuevo, más eficiente y que les permite lograr, en el mismo lugar, la extracción del jugo de la caña y su transformación en miel.

El trapiche se surte de la caña que se cultiva en 17 hectáreas extendidas en Jurubidá y en los caseríos vecinos de Puerto Indio y La Loma.

La producción es por el momento para el autoconsumo. Pero los nativos no descartan extenderla para posteriormente comercializar la miel en la cabecera municipal y lograr  ingresos adicionales.

Los beneficios llegan a otras dos poblaciones

Eilen Palacios, profesional del Parque Nacional Utría para el Apoyo Presupuestario Desarrollo Local Sostenible (DLS), explica que el respaldo que se le ha dado a Jurubidá para la adecuación de este trapiche complementa los trabajos del DLS en La Loma y Puerto Indio. “La idea es que las iniciativas que están avanzando en una y otra población se complementen y apoyen entre sí el conjunto de habitantes”, dice Palacios.

En Puerto Indio, por ejemplo, el Parque Nacional Utría, a través del DLS, está asesorando a los pobladores para que puedan hacer pesca sostenible, incluyendo faenas en el mar, con la que podrán autoabastecerse con pescado de buena calidad. Para eso han recibido asesoría sobre pesca en altamar, el uso de anzuelos y otros implementos y, además, dos lanchas para sus desplazamientos (foto inferior). La idea es que este esfuerzo también beneficie a Juribidá y La Loma.

“Para el caso de la caña y la producción de miel se benefician 1.164 personas, entre ellas 67 menores de 13 años de la región y los tres pueblos indígenas”, explica Balbino.

Él no esconde que el resguardo Juribidá-Chori-Alto Baudó enfrenta algunas dificultades económicas y en ocasiones se ve afectado por crisis sanitarias por la presencia de enfermedades tropicales que debilitan la salud de los jóvenes. “Por eso, cualquier avance en nuestra producción agrícola puede significar, más adelante, una reducción de esos problemas, una mejor vida”.

Los indígenas de Puerto Indio han sido asesorados para que desarrollen pesca sostenible en altamar.

 

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