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Cuatro pueblos indígenas de la Amazonia fortalecerán la chagra y la elaboración de artesanías tejidas en chambira 

Foto: Enrique Hernández/PNN-La Paya

Indígenas coreguajes, sionas, kichwas y muruis, que integran las trece comunidades que se traslapan con el Parque Nacional La Paya (Putumayo), se vinculan con el Apoyo Presupuestario Desarrollo Local Sostenible, financiado por la Unión Europea, para proteger sus tradiciones, suplir necesidades y promover su seguridad alimentaria.  

Las artesanías indígenas van más allá de ser simples artículos o una o varias piezas armadas simplemente como un culto al trabajo manual o a la decoración. Para nuestros pueblos ancestrales, estas piezas hacen parte de sus prácticas culturales y contienen su memoria, representan su modo de vida, incluso tienen una conexión directa con su visión material y espiritual del mundo. Es por eso que para su elaboración, ellos tienen en cuenta el calendario ecológico y le deben pedir permiso a los dueños de la selva.

Ni qué hablar de la chagra. En este espacio no solo se cultiva para comer, sino para reconfortar el espíritu y formar o educar a hombres y mujeres de la comunidad desde que son niños. Dicen los taitas o caciques que quien no trabaja la chagra no sirve para la sociedad indígena, porque en ella se enseña a vivir  y se cura el alma.

Son dos escenarios o actividades trascendentales, casi que transversales, que serán promovidos por el Apoyo Presupuestario Desarrollo Local Sostenible (DLS), que financia la Unión Europea, y que se trabajarán con las trece comunidades indígenas traslapadas con el Parque Nacional Natural La Paya, con tal de fortalecer sus prácticas culturales y promover entre sus integrantes ingresos económicos.

De un lado, con nativos coreguajes el enfoque principal será el fortalecimiento de su talento artístico apoyándolos con la ejecución de accesorios o productos naturales, hechos a base de chambira, una planta también conocida como cumare, típica de la Amazonía.

La chambira incluye algunas historias maravillosas, como el consentimiento que se le debe pedir a la madre tierra antes de sacar su fibra, esto como una condición para obtener buenos hilos. O como la tradición que indica que amarrarse al cuerpo una parte de la planta es símbolo de protección y ‘buena suerte’, al igual que una alternativa para prevenir problemas musculares como los calambres.

Esta fibra es maleable. Las mujeres, después de lavarla y secarla, la tuercen, apoyándola sobre sus muslos. Luego la tiñen con tintes estrictamente naturales que obtienen de la selva. Y una vez lista, con ella hacen hamacas o también mochilas, que localmente se usan para cargar plátanos, piñas o yucas. Los hombres la utilizan para llevar anzuelos, flechas o alimentos durante sus jornadas de cacería. Pero con ella también fabrican accesorios como collares, pulseras o incluso prendas de vestir.

Foto: Enrique Hernández/PNN La Paya

Para que este objetivo de respaldar la tradición artesanal se concrete, los profesionales del Parque Nacional La Paya planean encuentros para la capacitación en conocimientos básicos financieros y cooperativismo con los coreguajes, el suministro de herramientas básicas y talleres para el análisis de costos de producción de las artesanías y su valoración comercial. Con el tiempo, el propósito es obtener un comprador y asegurar espacios de comercialización.

Por la soberanía alimentaria

En lo que tiene que ver con la chagra, su consolidación se trabajará con sionas, kichwas y muruis. También serán incluidos los coreguajes. La idea en este sentido es reafirmar este espacio vital indígena como un espacio que siga promoviendo la educación propia, la cultura y como un escenario que genere excedentes económicos que ayuden a promover la soberanía alimentaria, la canasta familiar e incluso el intercambio de productos básicos.

“Para su fortalecimiento vamos a realizar encuentros para la transmisión de conocimientos culturales orientados por los sabedores de la comunidad. Suministraremos herramientas básicas, organizaremos un baile tradicional para el intercambio y recuperación de semillas nativas y trabajaremos en la dotación de un equipo de río para el transporte de materias primas y productos de las iniciativas económicas sostenibles. Esto último aportará a los demás escenarios comunitarios y de relacionamiento interinstitucional”, explicó Angélica Buitrago, integrante del equipo del Apoyo Presupuestario Desarrollo Local Sostenible en el Parque Nacional La Paya.

El desarrollo del programa es realizado en el marco del Acuerdo Político de Voluntades firmado con las asociaciones indígenas ACILAPP, ACIPS y APKAC, el cual es el instrumento jurídico y técnico de relacionamiento entre las asociaciones representantes de los cuatro pueblos y el área protegida y con los que se ha socializado el programa para que sea aprobado.

Para esto, y durante el 2017, se realizaron encuentros con las trece comunidades en donde se elaboró el diagnóstico socioeconómico, evaluación de sostenibilidad, cadenas de valor y caracterización familiar. Cada comunidad propuso acciones para el fortalecimiento de las artesanías y de la chagra. Y esto unido a las herramientas técnicas permitió darle forma a los planes de inversión.

Precisamente, durante el 2018 se han aprobado los planes de inversión que comenzarían a ejecutarse desde agosto, así como los trámites administrativos para su implementación y la socialización de avances y proyecciones definidos con las comunidades indígenas.

Hay una intención muy clara: con el apoyo a la chagra y a la elaboración de artesanías, los indígenas suplirán las necesidades básicas para sus prácticas culturales y de seguridad alimentaria, antes de buscar excedentes para dinamizar sus ingresos económicos.

En total, el desarrollo del Apoyo Presupuestario DLS en el Parque Nacional La Paya abarca directamente a 50 familias beneficiadas en 2017 y a 30 familias más durante el 2018. Sin embargo, los beneficios integrarán y llegarán a toda la comunidad.

Foto: Equipo DLS-UE/PNN-La Paya

 

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